Lucio Fontana, nace el 19 de febrero de 1899 en Rosario,
provincia de Santa Fe. A los seis años de edad se traslada junto a su familia a
Milán, donde cursa estudios técnicos.
En 1922 regresa a la Argentina y trabaja
en el taller de su padre, dedicado especialmente a la escultura funeraria.
Hacia fines de la década, vuelve a Italia donde es alumno de Adolfo Wildt en la
Academia de Brera.
En 1934 realiza experiencias con delgadas estructuras
bifaciales, exhibidas en 1935 en la Primera muestra colectiva de arte abstracto
italiano, presentada en Turín. Ese mismo año integra el grupo
Abstraction-Creation. Art non figuratif, cuya sede se encuentra en París.
Realiza un proyecto para el Concurso Internacional para el
Monumento al General Julio A. Roca y, en el mes de diciembre de 1936, forma
parte del grupo abstracto lombardo que presenta dibujos y grabados abstractos
en la Galería Moody de Buenos Aires.
Durante la Segunda Guerra Mundial se radica en Buenos
Aires, realiza el monumento El Sembrador, para la ciudad de Rosario y colabora
como escultor en el proyecto para el Monumento Nacional a la Bandera y para el
Monumento al General San Martín a emplazarse en Quilmes, Provincia de Buenos
Aires. Durante su estancia en la Argentina realiza exposiciones en la Galería
Müller, en Impulso, en el Museo Municipal de Santa Fe, participa en muestras
colectivas y salones. Se desempeña como docente en la Escuela de Artes
Plásticas de Rosario, en las Escuelas de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y
Manuel Belgrano y en la Escuela Libre de Artes Plásticas Altamira, institución
que organiza junto a Emilio Pettoruti, Jorge Romero Brest y Jorge Larco.
La carrera de Lucio
Fontana abarcó los años 1920 y 1960, declaró el espacio como el sujeto último
de la abstracción.
"Como un pintor
trabajando en uno de mis lienzos preparados", escribió Fontana, "no
quiero hacer una foto. Quiero abrir el espacio, para crear una nueva dimensión
para el arte, para conectarlo con el cosmos como que se encuentra infinitamente
extendido, más allá de la superficie plana o la imagen. Con la invención del
agujero en el lienzo, por su uso repetido, yo no quería a 'decorar' una
superficie-por el contrario, he tratado de romper las dimensiones que limitan .
Un largo camino más allá del lienzo recortado, una libertad recién conquistada
nos espera: pero, al igual que, obviamente, el fin del arte que nos espera
también ".
Si bien su producción argentina hasta 1946 muestra un
marcado acento figurativo, junto a sus jóvenes alumnos trabaja sobre nuevas
ideas, de las que, entre octubre y noviembre de 1946, surge el Manifiesto
Blanco, redactado por Bernardo Arias, Horacio Cazenueve y Marcos Fridman y
suscripto por un grupo mayor de compañeros. Posiblemente por su vínculo con la
institución oficial, Fontana no firma este escrito, que aboga por la
“superación de la pintura y la escultura para acceder a un nuevo arte de
materia, color, sonido y movimiento”.
En 1942 obtiene el Primer Premio de Escultura en el XXXII
Salón Nacional. En 1945 se suma al Salón Independiente, convocado por los
artistas que se oponían al Salón Nacional.
Al regresar a Italia se establece en Milán, donde suscribe
el I Manifiesto Espacialista con la participación de Giorgo Kaisserlian,
Beniamino Joppolo y Milena Milani, en el que señala que “la obra de arte está
sometida a la destrucción del tiempo [...] Una expresión de arte aérea de un
minuto, es como si durase un milenio en la eternidad. A tal fin, con los
recursos de la técnica moderna, haremos aparecer en el cielo formas artificiales,
arco iris de maravilla, señales luminosas”.
En marzo de 1948 firma con Kaisserlian, Joppolo, Milani y
Antonio Tullier el II Manifiesto del Espacialismo y presentaEscultura espacial
en la Bienal Internacional de Arte de Venecia. Al año siguiente crea el
Ambiente espacial con luz negra, en la Galleria del Naviglio, y luego,
profundizando su búsqueda espacial en el ámbito pictórico, realiza los primeros
“agujeros”.
Fontana estará representado por un estudio centrado de su
casi cinco décadas de carrera, que abarca sus primeros conceptos espaciales, en
el que pequeños lienzos evocan las galaxias a través de campos inmensos
remolinos de pintura sutilmente integradas con pequeñas piedras y vidrios
rotos, con su famosaAttessi o cortes , en la que el artista ha utilizado un
cuchillo afilado para cortar literalmente a través de la superficie del lienzo
en otro espacio. A lo largo de su carrera, Fontana también fue un pionero en la
creación de habitación del tamaño de los ambientes que expresó su obsesión por
los misterios de un espacio puro más allá de los confines de la lona. Una pieza
central de la sección de Fontana, una instalación rara creado por el artista en
Alemania en 1968. La instalación, que fue creado originalmente para la
Documenta IV de Kassel, Alemania, en 1968, se compone de un laberinto
completamente blanco, incluyendo el techo y el suelo que rodea a un corte de
yeso de gran tamaño. Este raro préstamo ha sido proporcionada por la Fundación
Fontana en Milán, Italia, y el Museo de Arte Contemporáneo, de Caracas.
En 1950 firma el III Manifiesto del arte espacial:
Propuesta de un reglamento, junto a Milani, Joppolo, Roberto Crippa, Giampiero
Giani y Carlo Cardozzo. Ese mismo año participa en la Muestra Internacional del
Dibujo Moderno, realizada en Bérgamo y en el concurso para la quinta puerta de
la catedral de Milán. En noviembre de 1951 suscribe el IV Manifiesto de Arte
Espacial.
Después se suceden los ciclos de “Piedras” (obras con la
aplicación de vidrios), “Tintas” y “Papeles”. En 1959 expone en la Galleria del
Naviglio y en la Galerie Stadler de París el ciclo “Tajos”, en los que se
propone la ruptura física del plano pictórico.
En 1964 Enrique Crispolti organiza un “Homenaje a Fontana”,
en el ámbito de la reseña internacional Aspetti dell’arte contemporanea y en
1966 el Museum of Modern Art de Nueva York organiza la muestra itinerante
Alberto Burri y Lucio Fontana.
En la Argentina, merecen destacarse las exhibiciones
presentadas en el Instituto Torcuato Di Tella de Buenos Aires (1966), en el
Museo Municipal Juan B. Castagnino de Rosario (1966).
Instalado en la vieja casa familiar de Comabbio, Fontana
trabaja hasta sus últimos días en óleos, agujeros y tajos.
Fallece en Varese, Italia, el 7 de septiembre de 1968.
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